lunes, 11 de febrero de 2008
Coahuila estaba al margen del narcoterrorismo. ¿Quién no dijo alguna vez “Mataulipas” o “Escomiedo”, refiriéndose en la primera al Estado que tiene a Tampico como capital, y en la segunda a Escobedo, Nuevo León? En estos dos lugares del norte del país es sabido por cualquiera que quien entra corre el riesgo de no salir vivo.
Sorpresivamente, en lo que va del año contabilizado sólo hasta el 9 de febrero, son ya 18 homicidios dolosos en la Región Lagunera.
En otro tiempo, la región sur de Coahuila era considerada una de las más tranquilas en el estado, comparada con Acuña, nuestra ciudad Juárez, y algunas otras poblaciones que están a merced de los polleros y la migra. Pero las ejecuciones se hacen presentes con más frecuencia en Torreón, situación que denota el crecimiento del narcoterrorismo en la región y la nula efectividad de los cuerpos policíacos.
Según Fausto Destenave, secretario de Seguridad Pública del Estado, Torreón es el municipio que cuenta con mayor número de policías en la entidad, no sin aclarar cuántos están coludidos con prácticas ligadas a las ejecuciones. Decir que los cuerpos policíacos o los miembros del Ejército Mexicano se contaminan con el narcotráfico no es algo nuevo, es un rumor que todos sabemos cierto y nada explicaría mejor la poca respuesta que se ha dado a la creciente ola delictiva en México.
El narcotráfico es cosa de todos, en ese círculo vicioso están quienes compran, quienes venden, los que se callan, las esposas de los que se callan, los que transportan, los que mandan, quienes saldan cuentas de otros, los que mueren… y si, es un círculo enorme compuesto por millones de personas. Sin embargo, en nada ayuda el distanciamiento que existe entre las autoridades torreonenses y las estatales. No es posible que siga el rencor y las descalificaciones en contra de un presidente municipal cuyo único pecado fue ser de un partido diferente al del gobernador; quienes mueren en manos de sicarios son también coahuilenses y sus familias merecen respuesta ante la violencia que al parecer seguirá aumentando. Y si, quizá digan muchos que lo merecían por estar envueltos en la nube del narcotráfico, pero nadie nos asegura que esa bala perdida frente al centro comercial no nos alcanzará porque “estamos limpios”.
La vida es así, compartimos una ciudad con quienes venden o compran, con los que transportan o matan, con quien dirige un traslado de mercancía o está casada con él. Ellos son los padres de los amigos de nuestros hijos, los novios de las amigas, el vecino que siempre está encerrado o el niño que ríe de nada en la esquina. No son desconocidos, son parte de nosotros; y por eso mismo, estamos tan cerca como ellos de sufrir una desgracia.
Para combatir el narcoterrorismo hay que ponerse de acuerdo, y darle la importancia que merecen los acontecimientos. Mientras no exista una vía de conciliación entre las autoridades locales y las estatales, y la sociedad se pierda en pleitos vanos de quienes se dicen “líderes de opinión”, difícilmente la batalla contra la violencia terminará a favor de la comunidad.
P.D. Próximo anuncio en la entrada de la ciudad: “Bienvenidos a Mato-rreón”… no suena mal, es más, describe perfectamente el atractivo turístico del lugar.
Sorpresivamente, en lo que va del año contabilizado sólo hasta el 9 de febrero, son ya 18 homicidios dolosos en la Región Lagunera.
En otro tiempo, la región sur de Coahuila era considerada una de las más tranquilas en el estado, comparada con Acuña, nuestra ciudad Juárez, y algunas otras poblaciones que están a merced de los polleros y la migra. Pero las ejecuciones se hacen presentes con más frecuencia en Torreón, situación que denota el crecimiento del narcoterrorismo en la región y la nula efectividad de los cuerpos policíacos.
Según Fausto Destenave, secretario de Seguridad Pública del Estado, Torreón es el municipio que cuenta con mayor número de policías en la entidad, no sin aclarar cuántos están coludidos con prácticas ligadas a las ejecuciones. Decir que los cuerpos policíacos o los miembros del Ejército Mexicano se contaminan con el narcotráfico no es algo nuevo, es un rumor que todos sabemos cierto y nada explicaría mejor la poca respuesta que se ha dado a la creciente ola delictiva en México.
El narcotráfico es cosa de todos, en ese círculo vicioso están quienes compran, quienes venden, los que se callan, las esposas de los que se callan, los que transportan, los que mandan, quienes saldan cuentas de otros, los que mueren… y si, es un círculo enorme compuesto por millones de personas. Sin embargo, en nada ayuda el distanciamiento que existe entre las autoridades torreonenses y las estatales. No es posible que siga el rencor y las descalificaciones en contra de un presidente municipal cuyo único pecado fue ser de un partido diferente al del gobernador; quienes mueren en manos de sicarios son también coahuilenses y sus familias merecen respuesta ante la violencia que al parecer seguirá aumentando. Y si, quizá digan muchos que lo merecían por estar envueltos en la nube del narcotráfico, pero nadie nos asegura que esa bala perdida frente al centro comercial no nos alcanzará porque “estamos limpios”.
La vida es así, compartimos una ciudad con quienes venden o compran, con los que transportan o matan, con quien dirige un traslado de mercancía o está casada con él. Ellos son los padres de los amigos de nuestros hijos, los novios de las amigas, el vecino que siempre está encerrado o el niño que ríe de nada en la esquina. No son desconocidos, son parte de nosotros; y por eso mismo, estamos tan cerca como ellos de sufrir una desgracia.
Para combatir el narcoterrorismo hay que ponerse de acuerdo, y darle la importancia que merecen los acontecimientos. Mientras no exista una vía de conciliación entre las autoridades locales y las estatales, y la sociedad se pierda en pleitos vanos de quienes se dicen “líderes de opinión”, difícilmente la batalla contra la violencia terminará a favor de la comunidad.
P.D. Próximo anuncio en la entrada de la ciudad: “Bienvenidos a Mato-rreón”… no suena mal, es más, describe perfectamente el atractivo turístico del lugar.
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