malas compañías

miércoles, 5 de marzo de 2008


La opinión pública se apoderó de nuevo del gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, y para variar, lo ha destrozado de la manera más irremediable jamás pensada. En noviembre de 2006, la reforma electoral constitucional prohibió que cualquier funcionario de los diversos niveles de gobierno, utilizara voz, imagen y eslogan en la publicidad gubernamental, tanto impresa como la que aparece en medios electrónicos. De esta forma, en la publicidad de los diversos niveles de gobierno, únicamente podrían aparecer los escudos oficiales de las entidades federativas. Sin embargo, los estudiantes de Coahuila que cursan el primer año de secundaria tienen un nuevo libro (a partir del presente ciclo escolar) titulado "Coahuila, un pasado con visión de futuro", donde la imagen del actual gobierno es por demás exaltada, así como la imagen del gobernador en curso.

El tema está en la mesa, Josefina Vázquez Mota, secretaria de Educación Pública, levantó la voz expresando que "bajo ninguna circunstancia la educación debe ser rehén o estar sujeta bajo ningún propósito político" (La Jornada), y es cierto, siendo la educación la base de una sociedad, es reprobable que un gobierno la utilice con afán proselitista. Pero Moreira contestó a los reclamos nacionales arguyendo que "...(la SEP) revisan todo, desde la ortografía, la redacción, el estilo, revisan los datos, no podemos publicar que Saltillo tiene 200 años porque ellos lo corregirían a 432, que es la realidad; es por esto que ahora que saben que tenemos el documento en el que nos dan autorización han de estar apanicados”, declaración que cualquiera pudo adivinar cuando surgió el debate (Vanguardia).

Sin embargo, la situación que vive el gobernador de Coahuila no es nueva. Habrá que recordar las declaraciones que hizo sobre Vicente Fox en relación al caso Pasta de Conchos, su conflicto con el entonces candidato panista Felipe Calderón cuando Moreira estaba confiado en que el PRI arrasaría en las elecciones federales del 2006, o las obras que inaugura titulándolas con los nombres de sus familiares y hasta de la nueva esposa.

La opinión pública tiene razón en atacarlo constantemente, el nombre de Humberto Moreira Valdés significa polémica, escándalo y rumor, es de esos personajes que no pueden vivir sin el resplandor de un flash o dos enemigos a la puerta.

Las situaciones que envuelven su día deben ser por demás extrañas, no imagino cómo se convierte en cómplice o ejecutor de tantas cosas que lo hacen ser víctima de los medios, o cómo es que toma decisiones sin razonar siquiera un poco lo que vendrá después. ¿Inocencia o astucia? De ser inocente, su gobierno ya hubiera sucumbido ante tantos tropiezos; pero de ser astuto, no tendría necesidad de tantas tonterías para obtener algo que nadie tiene claro, ¿o será acaso que cree total y absolutamente en el dicho de que "el fin justifica los medios"?, y de ser así, ¿qué fin persigue?

Ojalá en cuatro años sepamos exactamente cual era el juego del gobernador coahuilense, y de no haber táctica alguna, no estaría de más que la opinión pública ejerciera su poder y le hiciera ver al profesor Moreira que es mejor contratar a un buen asesor prudente que un mal amigo que habla sin cesar.

Y si, tal como se leyó entre líneas, de ser por mí el gabinete estatal habría cambiado hace mucho tiempo, incluso antes de aquel simulacro contra incendios que realizó con sus amigos y terminó en un desastre ecológico "justo en temporadas de incendios".... ¿verdad que es cosa de risa?

 
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